jueves, 29 de septiembre de 2016

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Con la musicoterapia se intenta hacer llegar al cerebro unos estímulos que le lleven a una relajación o anulación de los que reproducen la enfermedad, a través de diversas melodías con las que se pueden conseguir efectos sorprendentes.

 
Trabajando con niños, adultos y personas de la tercera edad, la musicoterapia logra aportar un importante avance en la mejoría de pacientes con dificultades motrices, emocionales, intelectuales o sociales.



jueves, 22 de septiembre de 2016

SEGUIMIENTO DE LA MUSICOTERAPIA .






¿QUÉ ES UN MUSICOTERAPEUTA?.
Un musicoterapeuta es un profesional formado en ámbitos de la salud, la educación, la terapia, la música y que utiliza como herramienta de trabajo, la música, sus elementos, los sonidos, los instrumentos musicales y que implanta un proceso de trabajo con el usuario o grupo, en función de las necesidades propias de cada interesado.
Un musicoterapeuta puede ser psicólogo, maestro, músico, médico, terapeuta de diversas ramas y que integra todos sus conocimientos en favor de dicho proceso.
Un musicoterapeuta utiliza y aplica diversas técnicas propias de la musicoterapia y también de otras disciplinas, adaptando así sus intervenciones a cada grupo de trabajo.
Un musicoterapeuta en una mezcla entre artista y terapeuta y es en sí mismo, el propio instrumento de trabajo. Ya que para poder descubrir y potenciar la capacidad y el ser musical de quien tiene en frente, es necesario conocer y escubrir su propio ser musical.
¿QUE ES LA MUSICOTERAPIA?.

La Musicoterapia posee finalidades funcionales, tanto a nivel preventivo en los ámbitos sociales, familiares, escolares y en los momentos de la vida, como terapéuticas.
Posiblemente, la música en la actualidad sea más necesaria de lo que podamos imaginar, a ello colaboran la gran cantidad de medios de difusión y radiodifusión, que ponen al alcance de todos muchos “momentos musicales”.
A ello también contribuye una mejor educación musical desde los primeros niveles educativos y la influencia que ejerce la música a través de los medios de comunicación social.



El recorrido histórico vivido por la Musicoterapia ha pasado por estadios mágicos, religiosos, filosóficos y científicos, de ahí su significado polisémico. Siempre ha habido consciencia de los efectos musicales en las personas y en la sociedad, por lo que ha resultado necesaria la aplicación de la música en la curación de pacientes, en la educación, en la expresión de emociones y en otras muchas situaciones, como así lo atestiguan una larga lista de opiniones y testimonios literarios. Desde 1950 tiene rango científico y se imparte como disciplina académica en muchas Universidades, centros especializados y organizaciones, aunque en España, con una gran historia tras de sí, está en proceso de desarrollo.


CONSIDERACIONES PREVIAS.
Es tanta la cantidad de datos que poseemos sobre la evolución de la Musicoterapia, que abarcaría con toda probabilidad la misma historia de la Humanidad en un espacio de miles de millones de años. Aunque el concepto es posterior a los hechos, éstos se han ido transformando a través de los tiempos de una manera u otra, y la evolución de la música es la evolución de la conducta socio-cultural de los pueblos (Blaukopf, 1988).
La música no sería tan importante si no arrastrara tras de sí estos elementos, llamémosles “adicionales” (Naranjo, 1997). El sonido es capaz de producir impactos en la conducta humana, individual o colectivamente, y convertirse en expresión de estados anímicos. La cinética musical se ve alterada por la melodía, los estados de ánimo se refuerzan; en definitiva, el significado musical es tan amplio como la misma cultura, la religión o la propia sociedad en la que viven.

La Musicoterapia tiene como fin desarrollar potenciales y/o restaurar las funciones del individuo de manera tal que éste pueda lograr una mejor integración intra y/o interpersonal y consecuentemente una mejor calidad de vida a través de la prevención, rehabilitación y tratamiento.



“La musicoterapia es la aplicación científica del sonido, la música y el movimiento a través del entrenamiento de la escucha y la ejecución sonora, integrando así lo cognitivo, lo afectivo y lo motriz, desarrollando la conciencia y potenciando el proceso creativo.”


 "Musicoterapia es el uso de la música en la consecución de objetivos terapéuticos, como son la restauración, el mantenimiento y el acrecentamiento de la salud tanto física como mental. Es también la 6 aplicación científica de la música, dirigida por el terapeuta en un contexto terapéutico, para provocar cambios en el comportamiento. Dichos cambios facilitan a la persona el tratamiento que debe recibir a fin de que pueda comprenderse mejor a sí misma y a su mundo para poder ajustarse mejor y más adecuadamente a la sociedad."
La finalidad de la Musicoterapia es la de ayudar al ser humano de diversas maneras (musicoterapia preventiva) y al ser humano enfermo (musicoterapia curativa).
La musicoterapia se usa con niños, con adultos y personas de la tercera edad con diferentes problemas. También se emplea con personas que no están enfermas o que no tienen algún problema, para mejorar el bienestar personal, para desarrollar la creatividad, mejorar el aprendizaje, las relaciones interpersonales y para el manejo del estrés.

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7 razones por las que usar la Musicoterapia
  • La música es una función básica de nuestro cerebro. Ya en edades tempranas las madres suelen calmar a sus hijos con “nanas” (canciones de cuna). Esto demuestra que el cerebro de los niños pequeños ya tolera muy bien la música y sus beneficios.
  • La música entretiene a nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo se entretiene con la música de manera natural, y es fácil realizar movimientos rítmicos. Cuando escuchamos música, entra en nuestro cerebro para procesarla, pero también tiene un efecto en nuestro sistema motor. Por eso los musicoterapeutas utilizan esta herramienta para ayudar a las personas que han tenido un infarto cerebral a recuperar la movilidad.
  • Tenemos reacciones fisiológicas cuando escuchamos música. Cada vez que se acelera la respiración, la tasa cardíaca aumenta y uno siente que la música recorre la espina dorsal. La Musicoterapia puede ayudar a estimular a una persona que está en coma o puede ayudar a una persona consciente a relajarse.
  • Los bebés y los niños responden a la música. Cualquier padre sabrá que ya en edades tempranas es natural que los niños y los bebés respondan a estímulos musicales. Desde pequeños bailan y disfrutan de los sonidos musicales. Por otro lado, los niños aprenden fácilmente a través del arte y la música, por lo que es una gran herramienta educativa.
  • La música penetra hasta las emociones. Ya que la música estimula la amígdala, puede hacerte sentir triste, feliz, energético, motivado, etcétera. La manera como la música accede a las emociones es muy útil para los musicoterapeutas.
  • La música ayuda a mejorar el aprendizaje. Muchos profesores de infantil utilizan métodos como el de aprender el abecedario o los colores a través de canciones.
  • La música es efectiva para memorizar y para evocar recuerdos pasados.
  • La Musicoterapia es una terapia no invasiva y motivante. A todos nos gusta la música, y esta es una de las razones más importantes de porque la Musicoterapia funciona.

  

Modelo de musicoterapia humanista


Está comprobado que la música llega a un nivel más profundo que las palabras. Debido al poder sutil y profundo que tiene la música en el ser humano, permite llegar a lugares de nuestro interior y nuestra psique, que otras técnicas no pueden.

Musicoterapia Humanista es la integración de la psicoterapia y la música.

El modelo de Musicoterapia Humanista aporta un espacio psicoterapéutico, en donde facilitamos el desarrollo personal y transpersonal del individuo, a través de la música. En nuestro modelo, utilizamos la música y técnicas psicoterapéuticas para el tratamiento de crisis personales, crisis existenciales y conflictos emocionales.

Una de las causas más importantes de nuestros conflictos y tensiones es la falta de contacto con nuestras sensaciones, emociones y pensamientos. Adicionalmente hemos adquirido durante nuestra vida una serie de conductas, hábitos e ideas que forman una capa que nos dificulta fluir en la vida; el uso adecuado de la música y el proceso psicoterapéutico pueden ir disolviendo esta capa y ponernos en contacto directo con lo que somos. 

La Musicoterapia humanista toma como base modelos psicoterapéuticos como el Enfoque Centrado en la Persona, la Psicoterapia Gestalt, La “Core Energética” de John Pierrakos, la Imaginación Guiada con Musica y la Psicoterapia de Reconstrucción Experiencial. De cada uno de ellos hemos tomado sus fundamentos filosóficos y técnicas que enriquecen nuestro modelo, cuyo camino es la música y el alma de los participantes que asisten a sesiones individuales o grupales. 
Las sesiones de musicoterapia son muy estructuradas, puesto que cuanto más lo son más ayudamos al niño a sentirse cómodo en un ambiente previsible y conocido para él. Por esto, en musicoterapia infantilson muy importantes las canciones de bienvenida, que son canciones sencillas que incluyen un saludo personalizado con el nombre del pequeño. Estas canciones son más o menos simples según el grado de desarrollo linguístico e intelectual del niño.
Después, se van realizando las diferentes actividades planteadas según los objetivos. Algunos ejemplos de actividades son:
Cantar: las canciones son una fuente de aprendizaje de vocabulario, y les ayuda a trabajar la correcta estructura de las palabras y las frases. Una canción adecuada para cada actividad dependerá del objetivo a conseguir, la edad y la capacidad del niño.
Audición musical: fomenta principalmente la atención, el reconocimiento de sonidos, y puede servir para conseguir momentos de relajación durante la sesión.

Juegos musicales: son todas aquellas actividades que tienen como protagonista un instrumento o una acción musical, que está regidas por unas normas que se deben cumplir, y que tienen un objetivo a conseguir.

Improvisación vocal e instrumental: permite un ambiente flexible en que el niño es libre de tocar o cantar lo que quiere, siempre dentro de unos límites. Este espacio es muy importante para los niños acostumbrados a un ambiente de aprendizaje muy rígido, y fomenta la expresión espontánea y la creatividad.
Composición de canciones: fomenta la creatividad y la imaginación. El niño puede componer una canción cambiando la letra de una canción conocida o inventando una nueva melodía.
Viajes musicales: con ayuda de una audición, guiamos la imaginación del niño hacia otro lugar, como si lo metiéramos dentro de un cuento en el que él es el protagonista y pasan cosas increíbles.

Tocar instrumentos: la habilidad necesaria para tocar un instrumento implica un desarrollo de ciertas funciones motrices que pueden ser un objetivo en sí mismo. Pero también tocar en grupo o junto con el musicoterapeutaimplica trabajar la relación con el otro, la espera de los turnos, la escucha del otro o la coordinación con éste.
Finalmente, la sesión acaba con un final previsible y conocido para el niño, ya sea con una canción o con una actividad de recogida, que faciliten la comprensión del fin de la sesión y la ubicación a su nueva realidad (irse con la madre, ir a otra terapia).
La musicoterapia, pues, es una herramienta de gran utilidad para los profesionales que se dedican a la atención precoz, que encontrarán en las actividades musicales un recurso divertido para los niños que presentan dificultades en su desarrollo.

Siguiendo a Mateos (2004), se expone a continuación una propuesta de secuenciación de actividades dentro de una intervención de musicoterapia en la que nos podemos basar a la hora de desarrollar las diferentes sesiones.
Constaría de dos fases preparatorias y de otras cinco fases de actividades. Todas ellas articuladas por estos cuatro criterios metodológicos:
  • Alternar las fases de exteriorización (fases expresivas) con las fases de interiorización (fases receptivas).
  • Desarrollar primero la conciencia de sí mismo (desarrollo corporal y perceptivo) para pasar a la conciencia del otro (desarrollo emocional-comunicativo-social).
  • Mantener la atención-motivación-afecto de los participantes a lo largo de las diferentes fases mediante la escucha mantenida.
  • Encadenamiento de actividades buscando la unidad y la variedad.
 
 
Las siete fases que se proponen son las siguientes:

  1.  Caldeamiento
  2.  Motivación para la sesión - Fases de actividades:
  3.  Actividades sonoro-musicales de activación corporal consciente.
  4.  Actividades sonoro-musicales de desarrollo perceptivo.
  5.  Actividades sonoro-musicales de relación con el otro.
  6.  Actividades sonoro-musicales de representación y simbolización.
  7.  Actividades de despedida.
    
En cuanto a las fases preparatorias, el caldeamiento (fase expresiva), es el momento inicial de adaptación a la sala de trabajo, a los estímulos sensoriales que se pueden percibir en ella, etc. Es decir, adaptación al espacio físico.
 
La motivación para la sesión (fase receptiva), suele surgir de forma espontánea cuando los diferentes miembros del grupo se dan cuenta de que están ahí, en ese momento, para hacer algo. Es el momento, en el que disminuye el volumen sonoro y poco a poco van orientando la mirada a la/s persona/s que dirigen la sesión. La motivación puede ser verbal, musical, gestual o combinaciones de estas.
 
Estas dos fases la de caldeamiento y motivación para la sesión se incluyen en todas las sesiones para seguir una misma estructura, y para indicar que siempre se producen, aunque no sea necesario exponer ni desarrollar actividades específicas durante las mismas.
 
En cuanto a las fases de actividades, las actividades sonoro-musicales de activación corporal consciente (fase expresiva), están orientadas a ayudar al participante a regular su movimiento corporal de forma intencional y guiado por el sonido o la música. El objetivo principal es desbloquear las tensiones neuromusculares del cuerpo para movilizar la energía corporal y hacerla consciente. En esta fase no hay que forzar la capacidad de activación motriz hasta el punto de llegar a generar un cansancio acusado.
 
Dentro de este tipo de actividad estaría la que se presenta con el título “la historia interminable” en la primera y segunda sesión, y que se desarrolla en todas las sesiones que se llevan a cabo, debido a que da muy buen resultado para ir entrando en funcionamiento, asimismo, es una actividad muy positiva para los usuarios, que suelen realizar poco ejercicio físico, y en general, pocos movimientos, y que en algunos casos tienen ciertos problemas de sobrepeso. Además, al ofrecer una inmensidad de posibilidades, da mucho juego a la hora de realizar unos u otros ejercicios en función de los objetivos que se deseen trabajar en cada sesión. Por último, el desarrollar determinadas actividades en el mismo orden y en todas las sesiones, como es el caso de esta actividad y de otras como la de “bailamos” y la “relajación” ofrece una sensación de predecibilidad, organización y anticipación de situaciones que es muy favorable para ellos. No obstante, en este proyecto no se presenta, esta actividad “la historia interminable” en todas las sesiones para ofrecer una variedad más amplia de actividades e ideas similares con las que se pueden conseguir los mismo objetivos, a los profesionales.
 
Las actividades sonoro-musicales de desarrollo perceptivo (fase receptiva), se llevan a cabo una vez que la activación corporal ya está conseguida, pues de este modo es más fácil dirigir la atención perceptiva de los participantes hacia estímulos visuales, táctiles, auditivos, etc. con el fin de que tomen conciencia de ellos y los exploren.
 
En cuanto a las actividades sonoro-musicales de relación con el otro (fase expresiva), se puede decir, que es la fase más importante desde el punto de vista de las posibilidades que ofrece. En este caso, se presenta un nuevo reto: trabajar la relación del yo con el otro. Esto puede suponer expresar, compartir, complementarse, cooperar, conocerse, tomar decisiones, resolver conflictos juntos, etc.
 
Las actividades sonoro-musicales de representación y simbolización (fase expresiva), se desarrollan para que los participantes puedan dejar constancia de sus vivencias, aquello que han vivido o descubierto durante la sesión.
 
Por último, las actividades de despedida (fase expresiva), que pueden ser cualquier actividad (sonoro-musical o no) que prepare para la despedida afectiva del grupo cuando va a concluir la sesión.


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La Asociación Internacional de Musicoterapia define a nuestra profesión de la siguiente forma:
Musicoterapia es la utilización de la música y/o de sus elementos (sonido, ritmo, melodí­a y armoní­a) por un Musicoterapeuta calificado, con un paciente o grupo, en un proceso destinado a facilitar y promover comunicación, aprendizaje, movilización, expresión, organización u otros objetivos terapéuticos relevantes, a fin de asistir a las necesidades fí­sicas, psí­quicas, sociales y cognitivas.
La Musicoterapia busca descubrir potenciales y/o restituir funciones del individuo para que el / ella alcance una mejor organización intra y/o interpersonal y, consecuentemente, una mejor calidad de vida. A través de la prevención y rehabilitación en un tratamiento.”

 



Uno de los grandes problemas a la hora de conceptuar el término musicoterapia es su confusión con la educación musical, un hecho que lleva a pensar erróneamente que el profesor de música es un musicoterapeuta. Algunos autores como Tony Wigram denuncian una mala interpretación de la musicoterapia como una forma de enseñanza musical en relación con el contexto educativo. Sin embargo, otros autores como Kenneth Bruscia afirman que existe un área de práctica educativa en la musicoterapia, esta ambigüedad para establecer los límites entre educación musical y musicoterapia provoca una reacción de la rama clínica médica más ortodoxa de la musicoterapia, que en muchos casos niega la relación entre educación musical y musicoterapia. Hay 8 diferencias:
  1. En educación musical la música se usa como un fin en sí mismo (enseñamos a tocar un instrumento) pero en la musicoterapia, la música se usa como un medio para producir cambios.
  2. En educación musical tenemos un proceso cerrado e instructivo que está basado en un currículo, en musicoterapia, el proceso es abierto, experimental, interactivo y evolutivo.
  3. En educación musical los contenidos se dividen en temas que quedan descritos en el currículo, por su parte, los contenidos en musicoterapia son dinámicos y se van creando a lo largo del proceso.
  4. Los objetivos en educación musical son generalistas y universales con poca diferenciación pero en musicoterapia los objetivos son individuales y particulares.
  5. Las actividades en educación musical se diseñan para mejorar la calidad de las ejecuciones, pero en musicoterapia solo se considera el valor terapéutico de las ejecuciones.
  6. En educación musical no se consideran evaluaciones iniciales y previas, sino que se evalúa linealmente a todos los individuos por igual, pero en musicoterapia se tiene muy en cuenta la valoración inicial y evalúa según los objetivos dinámicos que han sido fijados tras la valoración previa.
  7. En educación musical el encargado del proceso es un profesor y en musicoterapia es un terapeuta. El profesor se propone capacitar para el desarrollo de las habilidades musicales, mientras que el terapeuta busca relacionar las experiencias musicales de las personas con sus procesos de salud.
  8. En educación musical la relación se establece entre profesor y alumnado, donde el profesor se convierte en un suministrador de los contenidos o motiva la experiencia del aprendizaje. En músico terapia, la relación se establece entre musicoterapeuta y clientes, creando una alianza terapéutica de ayuda, es decir, los contenidos residen en el propio cliente.